Un chico fue a contarle a su padre
que él era gay y tuvieron la siguiente conversación:
- Tu eres gay? – pregunta sorprendido el padre - acaso tu
vives en Paitilla o Punta Pacífica? El hijo contestó – no papá. Tu sabes que yo vivo aquí contigo en el multifamiliar.
-Y tú tienes un carro último modelo?
- No papá, tu sabes que yo ando en metrobus.
- Y tu vistes con Hugo Boss, Armani, Luis Vuitton o ropa de Zara, al menos?
- Que va, papá – respondió el chico – tú sabes que yo compro solo en lugares de descuento.
- Entonces – respondió el papá – tú no eres gay, tú eres un mariconcito cualquiera…
Chiste cruel! Obviamente un chiste es una caricatura pero
hace referencia a un comportamiento real.
Me da vergüenza admitirlo pero creo que hay bastante de cierto en el
estereotipo ese del gay lleno de lujos, marcas y poses. Yo le he llamado a este
comportamiento el “Síndrome del Gay Esnob”.
Dice el RAE que esnob
es una “persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de
aquellos a quienes considera distinguidos” y luego dice que afectación es la “falta
de sencillez y naturalidad”. Aquí hay varias cosas interesantes:
la primera es que el esnob imita. Es
decir que no es natural, no se comporta como él sino como alguien más y no solo en su forma
de actuar sino que incluso piensa como alguien más. La segunda es la falta de sencillez y
naturalidad. Es extravagante y
presuntuoso en su manera de ser, de hablar, de actuar,
etc. Estoy seguro que muchos de los que
leen esto podrán identificar inmediatamente este comportamiento en infinidad de
miembros de nuestra comunidad.
Los gais esnob piensan que en
Panamá todo es malo: los hombres, la comunidad gay, la infraestructura, la
sociedad, etc. Y que todo lo que hay afuera, principalmente en Estados Unidos o
Europa, es mejor solo por ser de allá.
Hombre, que hay cosas muy buenas en esos lugares pero aquí también!
Estoy seguro que hay mucho que
podríamos agregar al párrafo anterior pero todo eso se le olvida al gay esnob
cuando de primero en su lista de prioridades están los hombres. Todos los de aquí les parecen horrendos y de
baja categoría pero cualquier blanquito “fulito” le hace quedar en cuatro así
sea la peor escoria en el lugar de donde viene.
Lo cierto es que no estamos en Suiza ni Canadá y, en mi opinión, el tema
de los hombres aquí es como en todos lados: hay feos y bonitos, altos y bajos,
gordos y flacos, etc. Por supuesto que
nosotros somos latinoamericanos con mezcla y nos jactamos de ser crisol de
razas. Estudios del genoma panameño
dicen que tenemos un tercio blanco, un tercio indio y un tercio negro. No podemos evitar esa realidad. Si solo nos interesan los blancos y rubios,
probablemente tengamos más dificultad de encontrar hombres que nos llamen la
atención en vez de apreciar la belleza de nuestra gente. Para gustos los colores: tengo un buen amigo gringo
que mataría por venir a vivir a Panamá por sus hombres. De hecho lo está considerando. Sin embargo, una vez me dijo uno de estos gay esnob
que estos panameños son nada que ver y que él solo salía con extranjeros. Pobre loca: destinada a ser usada por cuanto
mochilero envuelto en una nube de moscas se le pare enfrente. Lo peor de todo es que el mariconcito me dijo
que estaba seriamente pensando importarse un novio. Que horror!
Todas las ventajas de este hermoso país se le olvidan al
gay snob cuando compara nuestra vida y comunidad gais con las de otros
países. Un mariconcito, que me sacó
credenciales antropológicas y citó libros y a una famosa autora alemana, a raíz
de mi post del carnaval panameño, me dice que nuestro carnaval aliena y que todos
los gais panameños somos estúpidos porque estamos felices como estamos y no nos
damos cuenta de la discriminación de que somos víctimas. Lo que el mariconcito parece ignorar y
obviamente la autora alemana también, es que en Berlín se celebra todos los
años una fiesta que se llama Folsom Europe donde los gais más aberrantes que
haya visto en mi vida salen a la calle vestidos de cuero y látex, se drogan y
se follan por las esquinas y pasan completamente alienados (http://www.youtube.com/watch?v=9vVQZiJ9Y0o).
Y qué decir de los “circuit parties” de USA o España, que conozco muy
bien, donde miles de hombres bellos bailan drogados en jeans y sin camisa, como
si fuera una fiesta del Ken gay.
Las hay de unos días hasta de una semana y quedan todos drogados y
completamente perdidos. Eso por citar
algunos ejemplos de los que puedo dar fe porque los he vivido.
Ojo, que no quiero parecer
moralista, que tanto el carnaval panameño,
como el brasileño, los “circuit parties” y el “Folsom Europe” tienen su gracia
y su público. Lo que me hace hervir la
sangre es que se nos quiera tachar de indígenas en taparrabo por tener una
identidad, costumbres y tradiciones únicas y maravillosas.
Lo que, definitivamente podríamos
aprender los gais panameños de esos países que admiran los gais esnob es la organización
de la comunidad. No es que sean mejores
o peores que nosotros, sino porque tienen estructuras políticas y sociales mucho más
sólidas que las nuestras. Nosotros nos desarrollamos rápidamente hacia
un modelo propio pero creo que en esto deberíamos participar todos los miembros de la comunidad para lograr la sociedad que queremos. Es fácil ser la víctima de una sociedad, lo realmente admirable es trabajar en pro de los cambios.
Esta victimización que siente el gay esnob se ve reflejada entonces en un falso estilo de vida. No creo que tenga nada de
malo el tener comodidades y cosas bonitas pero he conocido cada loca retorcida
por las marcas que me dan ganas de vomitar.
Conocí uno que tenía en su mesita de noche una caja con no sé cuántos
relojes de todos tamaños, formas y colores y cada uno más caro que el
otro. Conozco muchos gais que se gastan
todo el poco salario que ganan en comprar ropa de marca y mientras más grande
tenga la marca mejor. Conozco otros, con
dinero, que se desviven en detalles, adornos y protocolos como si las cosas
fueran mejores mientras más estrafalarias y rimbombantes son. Siempre me recuerdo de las fiestas de un
grupo de amigos gais que se me hacen cada vez más parecidas a las fiestas de
las señoras del Club Unión y no es que sean de broma sino que ellos creen que
eso las hace ser mejores. Parece que no
nos damos cuenta de que ser simples, sencillos y normales no nos hace ningún daño.
Lo más interesante de la definición
del RAE es que una persona snob, imita a una persona que considera distinguida. A mí me parece que detrás de este
comportamiento, el gay esnob no se considera a sí mismo distinguido y tiene que
comportarse y pensar como otros. Yo
conozco muy bien esto, de hecho he caído en esta trampa y de vez en cuando
tengo la tentación de dejarme envolver por esnobismos y empezar a criticar
nuestra cultura y nuestra comunidad. Por
suerte, he tenido la fortaleza para abrir los ojos y darme cuenta que no hay
nada mejor y que haga sentir más feliz que ser uno mismo y estar en paz y
conforme con lo que uno es y donde uno está.
La felicidad no es tener todo lo que uno quiere sino querer todo lo que
uno tiene.