jueves, 7 de febrero de 2013

DE CARNAVAL, FUTBOL Y TOLERANCIA

Los gais en Panamá tenemos que replantearnos el tema de la tolerancia.  Nuestra comunidad siempre la pide pero, para que nos toleren, debemos tolerar primero nosotros. Según la Real Academia de la Lengua, tolerancia es “respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”.  Pero también dice que tolerar es “sufrir, llevar con paciencia”  y “permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente”.

Tenemos que entender entonces que estamos exigiendo a los demás no solo respeto de nuestras ideas y prácticas, les estamos pidiendo que nos tengan “paciencia”, que nos permitan algo que ellos tienen por ilícito y que “sufran”.   Nosotros estamos dispuestos a hacer lo mismo?   Tengo mis sinceras dudas… Solo escuchamos a los demás si dicen lo que nos agrada.  A penas dicen algo que no nos gusta, aunque sea verdad, ya no los soportamos y los convertimos en monstruos intransigentes.  Para que nos toleren debemos empezar por no llenarnos de ira cuando no nos gusta una cosa o cuando los demás tienen ideas y prácticas diferentes a las nuestras.  Insisto, para que nos toleren, debemos tolerar primero. 

Los periódicos de hoy amanecieron con titulares que dicen “Decepción en el Romel”, “Amargo Empate”, haciendo alusión a que ayer empatamos con Costa Rica en la hexagonal de clasificación al mundial.  Un diario más folklórico dice “Nos Quedamos Con los Rollos” y muestra un rollo de papel higiénico de los que tiran desde las gradas en el estadio para celebrar.  Chistoso!  Lo que no me hace gracia es que a todos se nos ha olvidado que hace solo un par de años nosotros éramos los  “congos” de CONCACAF.  Nuestro futbol ha evolucionado enormemente y estamos a un paso de ir a un mundial.  Todos criticamos a “La Sele” pero la verdad es que estuvo fantástica ayer, tanto que Stempel dijo que “si Panamá sigue jugando así es un contendiente para cualquiera”.  Nos descorazonamos porque las cosas no salen como quisiéramos pero debemos tener en mente todo lo que hemos avanzado en futbol, sobre todo considerando que el deporte tradicional aquí siempre ha sido el béisbol y que todos los países contra los que nos enfrentaremos tienen largas tradiciones futbolísticas.  Como referencia, la contienda entre el Saprisa y La Liga  en Costa Rica, levanta tantas pasiones y tiene tanta tradición como los juegos entre Herrera y Los Santos y cualquiera contra Chiriquí.

De igual forma, y aunque estoy seguro que la mayoría de los activistas gais panameños no estarán de acuerdo conmigo, hemos avanzado a pasos agigantados en los dos últimos lustros en temas de tolerancia hacia los homosexuales. Pero los gais panameños tenemos que aceptar y entender que no vivimos en Amsterdam ni en San Francisco y que nuestra sociedad está en evolución en esos temas.

Recuerdo la primera vez que la reina gay desfiló un martes de carnaval.  Ese año tuve que regresar de Las Tablas antes de tiempo y no me quedó otra que ir el martes al “carnaval en la central”, aunque ya no era en la central, era en la Vía España.  Estaba en la esquina donde está ahora la Caja de Ahorros y todo el mundo esperaba la carroza gay.  Era la última.  Adelante venía un carro descapotable con dos chicas vestidas de sirenas y detrás la reina gay en una carroza alta, bien hecha, elegante.  Era lo mejor de todo el desfile y la reina (por supuesto que era un travesti) estaba fabulosa.  La gente estaba boquiabierta y no sabía si aplaudir o abuchear.  Detrás de mí unos tipos gritaron insultos y lanzaron hacia la carroza un trapo mojado que, afortunadamente, no golpeo a la reina.  La gente se puso furiosa con los tipos y se les fueron encima al punto que tuvieron que irse.  El ataque disparo la reacción del público que empezó a aplaudir.  Mientras los agresores huían, la gente saludaban a la reina y le gritaban: bella! Linda! Y se reventaban más en aplausos.  Si, hubo algunos atorrantes, intolerantes y demasiado agresivos, pero la gran mayoría de la gente fue muy tolerante.  Eso fue hace más de 10 años.  Desde entonces las cosas han evolucionado rápidamente y ahora es normal que el carnaval de la ciudad tenga  una reina gay con su corte y carroza.  Y qué decir del carnaval tableño dónde en las prácticas de tonadas solo falta el techo para que sea una discoteca gay y los 5 días de jolgorio en el pueblo son nuestro Gay Pride.  Si eso no es tolerancia, qué es?

A propósito de Gay Pride, la marcha del orgullo gay es otro ejemplo.  Al principio eran 3 locas valientes (que tienen todo mi respeto y admiración) vestidas de rosado y con globitos de los colores del arcoíris.  Eso fue solo el principio porque  cómo han cambiado las cosas desde entonces.  El año pasado la marcha del orgullo gay tenía varios miles de personas y terminó en un evento con activistas, locas valientes y gais de todos los tipos, colores y sabores, acompañados de políticos, gente de farándula  y personalidades de diferentes círculos.  Si eso no es tolerancia, qué es? 

También nuestros travestis y “dragas”, que son fabulosos y muchos de los cuales nos divierten en las discotecas y bares antes andaban por ahí en cantinuchas y en la avenida de los mártires.  Ahora muchos de ellos son animadores, salen en la televisión con su humor y ocurrencias y son los protagonistas de eventos como el carnaval.  Si eso no es tolerancia, qué es?

Todos esos ejemplos van del lado de “dragas”, travestis y activistas.  Pero del lado de los que nos gusta ser más masculinos y comportarnos como machos, o de los que somos más o menos delicados pero creemos que no se nos nota y preferimos mantener un perfil bajo, también ha habido grandes avances. Antes las discotecas gais estaban escondidas y en áreas de mala muerte.  Cuántos recuerdan “La Calientita” o La Deivis?  Había un bar de cuentos de terror  en Santa Ana, con maquinitas de pinball,  que le decían “La Chinitos” y otros antros horrendos.  Luego apareció la Boy’s Bar en un área de bodegas y hangares escondida de la gente.  Ahora las discotecas gais están en avenidas principales y los gais salen de ahí borrachos y drogados en plena luz pública y no pasa absolutamente nada.  Si eso no es tolerancia, qué es? 

El otro día un amigo cumplía años y fuimos unos 10 hombres a un restaurante de categoría y todo estuvo de lo más normal. No creo que los otros comensales y el servicio del local hayan pensado que nosotros éramos la junta directiva de FEPAFUT.  Conozco varios grupos de amigos que igual se reúnen en diferentes restaurantes a celebrar o solo a pasar el rato.  Igual se ven grupos gais y parejitas románticas en los “brunchs” dominicales, en las terrazas, en el causeway, en el casco viejo, en las calles, en los malles, etc. sin problema alguno.  Si eso no es tolerancia, qué es?

Y pues sí, alguno que otro gay ha sido ultrajado, humillado y hasta asesinado por algún intolerante iracundo pero eso también pasa en USA y en Europa.  También es cierto que no tenemos leyes de matrimonio gay todavía pero, en mi humilde opinión, el amor es mucho más importante que las leyes para asegurar el bienestar de una pareja.  Además, la ley que tipificaba como delito los actos homosexuales y los castigaba con multas y cárcel fue finalmente abolida en 2008 (aunque la realidad es que no era aplicada).  Todavía se ve raro y puedes recibir burlas si dos hombres andan agarrados de mano o se besan en nuestras calles  (aunque cada vez hay menos problema en eso), pero si te alejas del centro de Amsterdam, Castro Disctrit o Chueca tampoco será tan común.

Como “La Sele”, tenemos muchos aspectos en que mejorar, pero en general y en mi opinión, la intolerancia que muchos gais creemos que hay en Panamá tiene más que ver con lo que llevamos por dentro, nuestros miedos, complejos, culpas y percepciones que con la realidad que vivimos.  

Con todo respeto de nuestros activistas, muchas veces el tema de la tolerancia se maneja más bien como una imposición.  No podemos esperar que esta sociedad ortodoxa machista que teníamos (y digo teníamos porque que creo que esa cultura está desapareciendo rápidamente)  cambie de la noche a la mañana.  Al pueblo hebreo le tomó 40 años caminando por el desierto para darse cuenta de que era el pueblo elegido por Dios y eso que durante esos 40 años hubo toda clase de milagros y prodigios.  Tenemos que saber que siempre habrá resistencia al cambio y que tendremos reacciones de ira, sobre todo de los menos evolucionados espiritualmente, porque estamos agrediendo sus ideas, creencias y prácticas.  Vayamos paso a paso, tengámosle paciencia a nuestra sociedad, hagamos que su transformación sea menos dolorosa.  Solo con el ejemplo, siendo buenos ciudadanos, buenos hijos, buenos hermanos, buenos trabajadores, comportándonos como seres humanos dignos e íntegros y apoyándonos unos a otros lograremos que la sociedad nos mire con otros ojos.   

Entonces, para vivir en Panamá siendo gay y feliz hay que empezar por tolerar a los demás y entender los valores y cultura de la sociedad panameña que está en evolución.  Tenemos que ponernos en el lugar de los que “sufren”  y no tienen “paciencia” por esta evolución.  Tenemos que tolerar y dejar de sufrir nosotros.

domingo, 3 de febrero de 2013

NO.1 PREFERENCIA SEXUAL, RELIGION Y OJOS VERDES


He escogido este tema para mi primer escrito en mi Blog porque creo que es lo primero que debemos saber, entender e interiorizar los gais en Panamá: la homosexualidad, al menos en mi caso, no es una preferencia.

Cuando era niño, nunca nadie me violó, ni intentó seducirme, ni me hablaron de ideología de género, ni nada de esas cosas que dice la gente que hace que los niños se vuelvan gais.  Tuve una infancia feliz, con unos padres amorosos y dedicados a su familia.  Y SOY GAY.   Desde  siempre lo fui.  No sabía qué era entonces, porque los niños son inocentes y no entienden de eso de orientación sexual.  Pero cuando fui creciendo fui entendiendo.  Soy gay, no porque nadie me leyera un cuento de un rey que se defraudó de las princesas o porque me pusieran a jugar con muñecas, de hecho en mi casa habían muchas muñecas porque tengo varias hermanas pero a mi toda la vida me gustaron los carritos, las bicicletas, los super héroes y los legos.  Soy gay porque esa es mi naturaleza.  Siempre me hace gracia cuando se habla de opción o preferencia sexual porque eso implica que uno puede escoger.  La verdad, NO es así.  Al menos en mi caso, yo NO escogí.  Estoy seguro que uno NO puede escoger si tiene los ojos verdes o negros y que tampoco puede escoger si es homosexual o heterosexual.  Uno simplemente es así.  Alguien más tomó esa decisión por nosotros y solo nos queda aceptar su voluntad, hacerla parte de nuestra vida, vivirla y ser felices. Pueden ustedes imaginarse quién tomó esa decisión por nosotros? 

Aunque digno de debate, creo que la homosexualidad es una característica natural del individuo como tener los ojos verdes.   Los homosexuales somos ante todo seres humanos dignos y bellos primeramente por nuestra condición de hijos del Padre.  La inmensa mayoría de nosotros somos gente inteligente, educada, productiva, amorosa, creativa, generosa y misericordiosa.  Obviamente somos humanos con virtudes y defectos (que  el ser gay no es un defecto si no una característica humana del individuo), cometemos errores y nos arrepentimos.  Condenarnos por ser homosexuales es igual de injusto que condenar a alguien porque tenga los ojos verdes. 

Los principales argumentos que usa la gente para condenarnos son las creencias religiosas judeo-cristianas, pero en el Evangelio en ningún lugar se hace una mención sobre la homosexualidad.  Nunca Jesús dijo nada a favor o en contra.  Existen muy muy pocas referencias en la Biblia sobre la homosexualidad, las más famosas las de Sodoma y Gomorra y las de Levítico.  Cito ahora un texto de Juan José Tamayo con el cual concuerdo: 

"Según la interpretación tradicional, el pecado de los habitantes de esas dos ciudades fue mantener relaciones homosexuales. Sin embargo, según la interpretación que hoy parece más correcta, lo que se condena no es la homosexualidad en sí, sino la dureza de corazón de los sodomitas, la violación de hombre con hombre, que implica una humillación, la ofensa a los extranjeros a quienes Lot había acogido en su casa ejerciendo la virtud de la hospitalidad. La teóloga norteamericana Alice Winter demuestra que el pecado de estas dos ciudades se concreta en un sistema de injusticia y opresión defendido por una pequeña elite para asegurarse una vida en abundancia y ociosidad a costa de los pobres. En definitiva es la falta de hospitalidad para con los extranjeros lo que se condena.
 
El segundo ejemplo son las prescripciones del Levítico. En un texto de este libro (18,22) se califica la homosexualidad masculina como abominable. En otro (20,13) se dice que si un varón se acuesta con otro varón, ambos cometen una abominación y deben morir. Los dos textos deben ser leídos en su contexto. En la legislación hebrea se ordena pena de muerte para quienes maldicen a sus padres, para los adúlteros, los incestuosos y los pecados de animalismo. Se considera igualmente abominable mantener relaciones sexuales con una mujer durante la menstruación.  Por el contrario, se permite vender a la hija como esclava, poseer esclavos, tanto varones como hembras, siempre que se adquieran en naciones vecinas. Se establece la pena de muerte para quien transgrede el precepto del descanso sabático y osa trabajar el séptimo día. Se prohíbe acceder al altar a toda persona con algún defecto corporal. ¿Hay que interpretar estos textos en su sentido literal? Decididamente, no. Lo que estas prohibiciones quieren poner de relieve es el carácter peculiar del pueblo hebreo como pueblo de Dios, que se distingue del resto de los pueblos. La condena de la homosexualidad así como otras prácticas no se basa en razones sexuales sino en razones religiosas. El problema no se plantea en el terreno moral, sino en el de la identidad étnica y el de la pureza.” http://www.adital.com.br/site/noticia2.asp?lang=ES&cod=20775

Hay también otras menciones que recuerdo en el Nuevo Testamento en Corintios 6 y Romanos 1 que pueden ser discutidas y analizadas en un contexto diferente al que se le quiere dar para condenar a los homosexuales.  Pero en el Evangelio, el centro de la creencia Judeo-Cristiana, no hay mención al respecto. De lo que muy poco se habla es del amor de Jonathan y David en el Libro de Samuel:  “ Angustiado estoy por ti, Jonatan, hermano mío! Con cuanta dulzura me trataste! Para mi tu cariño superó al amor de las mujeres”... 2 Sam. 1, 26.   Un hombre que le dice eso a otro hombre, en nuestra sociedad actual, es maricón.  Por qué no se habla de eso?   O de la relación de Ruth con Noemí, en el libro de Ruth, donde se manifiesta un amor profundo, un amor que enlaza.  

No es mi intención hacer hablar a La Biblia según mi conveniencia.  Pero, no eso lo que están haciendo los que usan La biblia para condenar a los homosexuales?  Por que en Levítico también dice que no se puede comer mariscos pero en semana santa es lo que comemos (yo sé que luego Jesús dijo que nada de lo que venga de afuera hace mal al hombre).  También se dice en Levítico que hay que hacer sacrificios de cabritos y palomas y que la mujer que tiene la menstruación queda impura por siete días después de su periodo.  Por qué no seguimos esas leyes también?   La Ley de Moises constaba de 10 reglas.  Cuando vino Jesús, los judíos las habían convertido en 613.  No será que nuestra sociedad sigue “creando leyes”?

Dios es Padre, que envió a su hijo para salvarnos por amor.  Dios no es un código moral.  La Ley es rígida, el amor es flexible.  Y lo dijo Jesús: “el hombre está por encima de la ley”.   Cuando la ley es mas importante que el hombre es cuando hay inseguridad y miedo.  La salvación no viene de hacer un rito ni de cumplir una ley sino de escuchar una palabra y creer en ella.  Y la clave de la palabra de Dios, en mi opinión, es el amor.  

Dice el Reverendo Michael S. Piazza en abierta crítica a la Iglesia Católica: “¿Qué opción entonces se deja a estas personas? Pues la Iglesia les ha dicho que no pueden tener relaciones sexuales, que deben abstenerse, para poder ser cristianos, de manera que los condenan a una hoguera interna y la otra opción es que no sean cristianos. La Iglesia ha desechado por lo menos al 10% de la población. De manera que si se excluyen a estas personas de la comunidad de la Iglesia que se les dirá entonces o como se le hará conocer que el amor de Dios y de Jesús no excluye a nadie, que es un amor inclusivista, para todos sin excepción? Una visión de esta forma es algo estrecho de la concepción que se tiene de Dios. Como se van a excluir a personas que no pudieron hacer una opción en cuanto a su pulsión sexual. Cuándo la Iglesia será finalmente valiente para decir como Pablo “En Cristo no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer”, ni homosexual ni heterosexual. ¡Dios tiene bastante amor para todos!” http://www.cathedralofhope.com/NetCommunity/Page.aspx?pid=255&srcid=522

Conozco decenas de bellísimas personas gais que creen en Cristo Jesús pero no en su Iglesia.  Que pena!  Debemos tener en cuenta que La Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica pero está constituida por hombres pecadores.  No debemos alejarnos de nuestras creencias por lo que algunos tontos puedan pensar sobre nosotros. 

Termino con una reflexión personal a la que he encontrado puntos coincidentes con diferentes escritos, pensadores, teólogos e incluso en el catecismo de la iglesia católica: el pecado es una decisión del individuo.  Uno escoge entre el bien y el mal y peca al hacer el mal.  Entonces, no puede ser un pecado ser homosexual porque, al menos en mi caso, no fue una elección.  YO NO ESCOGI SER GAY.  Si me dieran a escoger, preferiría ser heterosexual, no porque crea que ser gay es un pecado pero si porque mi vida fuera más fácil sin los fanáticos y la gente queriéndome “apedrear”.  Les cuento una experiencia personal:  hace como 15 años me sentía vacío y desdichado por el “estilo de vida gay” que llevaba (si ven el problema no era la homosexualidad si no el estilo de vida, al igual que cualquier heterosexual).  Una noche estaba en una discoteca y me empecé a sentir muy mal al verme rodeado de gente de supuesto “mal vivir” y digo supuesto porque yo pensaba que eran malos porque eran gay sin darme cuenta que ahí había gente buena y mala como en todos lados.  Esa fue la gota que derramó la copa.  Me monté en mi carro y me fui a andar por la ciudad llorando porque me sentía mal y no podía llegar a la casa de mis padres así.  Lloré toda la noche hasta que amaneció y fui a la misa de 6 de la mañana.  Al terminar la celebración fui a hablar con el sacerdote.  El ya me había visto durante la celebración y me preguntó qué me pasaba porque obviamente no estaba bien.  Yo le dije que estaba muy mal porque era gay y el mundo se me venía encima.  El sacerdote era un viejito como de 90 años y yo pensé que me iba a expulsar de la iglesia y mandarme a arder en el infierno.  Pero saben lo que me dijo?  Me dijo que no tenía que sentirme mal por ser gay, que Dios me había hecho tal como soy y que ser homosexual no significa que no soy hijo de Dios.  Y que debía aprender a vivir tal como soy dentro de los valores cristianos.   Para mi, eso fue una revelación divina.  Dios puso en la boca de ese viejito las palabras justas que yo tenía que oír... y se las quiero pasar a ustedes en este escrito.

Entonces, lo primero para ser gay y feliz en Panamá es aceptarnos.  Saber que por ser gais no somos pecadores, degenerados, viciosos o cualquiera de esos calificativos que algunas personas que no viven en el amor puede utilizar para atacarnos.  Lo primero que hay que hacer es aceptar nuestra condición de seres humanos bellos y dignos, hijos del Padre y gais.  Una vez que hemos aceptado esto y lo hemos internalizado, quien quiera que sea puede decir lo que se le antoje sobre la homosexualidad, y nosotros sabremos que el del problema es el que nos ataca porque nuestro Padre quiso que fuéramos así.  Dios nos hizo con los ojos verdes.